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Granada es fría en invierno. Tiene los ojos febriles de buscar ocasos en el mar, hacia el sur. Trío de reyes al as. Se sonroja, hace una mueca, carraspea Paco. Se ríe, se sube las gafas, se retrepa en el sillón y dice eso no te lo crees ni tú Juan. Ful de ases-reyes. Mira fugazmente el Guti, los mira a todos como si en ese momento lo acusaran de no limpiar el piso, de dejar los platos amontonados en el fregadero para que las cucarachas practiquen alpinismo. Seguro que está. Apuéstate lo que quieras. El Guti hace una pausa: (Me cago en la vística! Todos ríen, pero Paco más lejos: porque vuelvo ufano después del tres a cero, que nunca había jugado también y en esas condiciones, y se despoja de la camiseta con el nueve borracha de sudor y de sol dejando su torso desnudo y la deja caer en un rincón. Se mantiene de pie mientras piensa que debe ducharse con los ojos encendidos por la victoria, noventa minutos nunca tan bien jugados pateando el balón de arriba abajo como mejor sabe hacer. Amontona la ropa en un rincón de la habitación y a eso llega la madre pisándole las ilusiones porque una tiene que estar todo el día como una mona, quitando y poniendo que esta es la tercera lavadora que hoy pongo y que reviente una con vuestras cosas que sólo me dais trabajo, y que no te salga una novia y te cases ya. Pero la retahíla de su madre ya no importa porque todavía está justo en el segundo regate cuando chutó a la cepa del poste con aquel obelisco gritándole cabrón, pero como la pelota coló... Se le enciende la cara y suda de nuevo en la habitación cuadrada, celeste, luminosa, con la alegría de un niño mientras en la radio suenan las últimas notas de Escuela de Calor que canturrea desafinando. Piensa de nuevo en la ducha fría y siente un frescor en la parte posterior del cuello, sale de la alcoba y baja hasta donde le espera el agua el agua fresca y clorada. Y se ducha gratamente, veinte, treinta minutos, mientras otra vez le centran una pelota por la banda izquierda y salta para poder picarla hacia abajo con la cabeza... Y ya está ahí su hermana golpeando en la puerta del cuarto de baño porque llevas ahí más de una hora y cuándo vas a salir que siempre te pasa igual. Otra vez en el dormitorio secándose, recostado desnudo sobre la cama para poder pensar que cuando llegó el balón por la banda derecha y aguantó la entrada del defensa y le hizo una finta y cambió el sentido del juego mandando el balón hacia el extremo opuesto y como el defensa, al que había burlado, le dio una patada sin balón y a esto llega su hermano mientras se viste y déjame mil pelas que no llevo nada encima y me hace falta comprar tabaco que después te las devuelvo, en serio. Y le da el dinero y lárgate ya y no me des más el latazo y mientras se peina descascara la última jugada del encuentro en la que él estaba muy atrás y vio el centro que le hizo el siete y cómo despejó el cancerbero con los puños y se armó el barullo delante de la portería y llevándose la pelota con habilidad, fintando a un lado y a otro chutó con la zurda y goooool. Se pone un poco de perfume y se va caminando mientras escucha a madre decir algo como que no vuelvas tarde a casa que tu padre se enfada y te comes fría la cena, que hoy hay algo especial... Se aleja pensando en lo de los goles y aquel señor amable que, al terminar el partido, le dijo chico eres un fenómeno, sigue así y llegarás a ser alguien en el fútbol el día de mañana...

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