Diagnosis



Tras el último escáner le diagnosticaron un tumor irremediable. Era un cáncer terminal que pronto lo devolvería a la vida.

Encuentro en la primera fase


Un hombre de neandertal y un homo sapiens se encuentran hace 40.000 años en la península Ibérica. Después de mirarse fijamente a los ojos mantienen una conversación.

N-¿Vienes de lejos?
HS.-Llevo andado miles de años hasta llegar aquí.
N- ¿Estás cansado?
HS- No. Todo lo contrario, me siento pujante y lleno de energía. Dueño del futuro y de este mundo.
N- Eres optimista. Yo en cambio sé que no veré el futuro.
HS- No lo verás; te extinguirás antes.
N- ¿Y no te da miedo tanta responsabilidad, ser la especie que domine la Tierra?
HS- ¿Miedo? Me espera una vida apasionante llena de evolución. Inventaré la escritura, dominaré el fuego, practicaré las artes y cultivaré las ciencias. Descubriré el Universo que nos rodea y el átomo. Viajaré fuera del planeta.
HS- También inventarás a Dios y conocerás la muerte. Matarás de manera intensiva e indiscriminada. Acabarás con los recursos de este mundo y con otras especies y te adueñarás del planeta.
El homo sapiens bajo la mirada y meditó un momento.
HS- Tienes razón, hermano. Quizás yo tampoco tenga futuro.
N- Entonces no parece tan bueno ni inteligente este diseño.
HS- Tú déjame que pensar es lo mío.

Castillo de naipes



Lu-Chi Ai-ti acudió al gran maestro para que le aconsejara sobre las adversidades que el destino, a veces, depara.
–Sabio anciano –interpeló–. Si después de colocar con trabajo y esmero cada pieza importante de mi vida, el infortunio se empeña en derribarlo todo como si fuera un castillo de naipes, ¿debo abandonar toda empresa y rendirme a la indolencia?
El anciano lo miró, extendió sus manos y cerró sus párpados. Permaneció callado durante un tiempo que a Lu-Chi le pareció eterno. Luego dijo:
–No eres tú quien contiene a la existencia dada sino ella quien te contiene a ti. Tú eres ese destino que se derrumba en un instante y quien al acto debe levantarse. No te abandones a la suerte porque tú eres el azar mismo de esa carta caída y levantada hasta la eternidad.

Escriturar



Comenzó a escribir su vida y contó, con pelos y señales, cada detalle. Perfeccionó su método y acabó por anotar cada segundo de su existencia. Necesitaba otra vida para escribir su vida sin apreciar que la escritura de sus hechos era la experiencia misma de vivir.

Salto al vacío



Sentado al borde del vacío esperó que no pasara nada y saltó sobre él. Se bajó de la cama y empezó a transitar el día. El sueño lo había traído del futuro y el futuro no iba a volver al pasar.

Historia de un corazón vidriado



El corazón es como un vidrio puro –me dijo-. La primera vez que un desamor rompe el cristal, la fractura parece irreparable. El tiempo la une pero la cicatriz permanece indeleble. Después llegan más amores que lo agrietan de nuevo. Nuevas fisuras que con paciencia es necesario volver a soldar.

Así aquel espejo bruñido y de una pieza es, al final, igual que un diamante con muchas caras. Y cada una refleja el destello de los amores vividos por ese corazón.

Radiografía



–Hoy me noto raro.
–¿Qué te sientes?
–Eso es que no me siento nada. Ningún dolor, ninguna molestia.
–Deberías ir al médico y pedir un volante para el radiólogo.
–Sí y que me escaneen el alma.


Amor ‘fou’



En el hormiguero hay una pareja que hace el amor todas las tardes después de ducharse. Primero se lava él y a continuación lo hace ella que es quien limpia la ducha. Es una hormiguita que pasa desapercibida en la inmensidad de la urbe mirmecológica pero llena de encanto y con una bonita sonrisa. Su belleza es hiriente y refinada. Le declararía mi amor si no fuera entomólogo.