Microcuentos



Cantos de sirena

La sirena sonó y Ulises ingresó en la UCI.



Erudito

Hablaba siempre en pasado. La mayor parte de su vida la dedicó al estudio de las lenguas muertas.



Inmolación

Miró el expositor de arriba abajo y de izquierda a derecha con ojos anhelantes. Luego dijo: «dame un pastel... aunque me muera.»



Glaciación

Al descongelar el hielo de su frigorífico se quedó helado pero, después de muchos años, volvió a sonreír.



Cuchillo

Se hirió con sola una palabra.



Flechazo

Se enamoró de una ecuación de segundo grado pero su amor no tuvo solución. Nunca supo despejar la incógnita que había en su mirada.



Diógenes

El diagnostico del médico fue claro: «tiene usted una tos perruna».



Spot

El mejor microcuento del mundo, próximamente, en este lugar.



Anticuento

Quiso contar el mejor microcuento del mundo y fracasó.



Lecturas escogidas

Dijo: «No fui yo». Y cerró el libro.

Pésame

Fue a dar las condolencias a un conocido por el fallecimiento de un familiar. Al acercarse a la casa vio la mesilla con el libro de firmas y las sillas en la puerta. No era una tarea grata pero había que cumplir. Fuera no había nadie y pensó que quizás era muy pronto o muy tarde. La puerta de la calle estaba abierta pero en el recibidor las sillas permanecían vacías. Tampoco se escuchaba ningún ruido que advirtiera de la presencia de gente en la casa. Se extrañó y dudó si entrar o marcharse para regresar después, pero se dijo que ya que estaba allí no era cuestión de volver otra vez. Entró con parsimonia mientras buscaba con la mirada la presencia de alguien en la vivienda. El velatorio estaba vacío. Su olfato lo orientó hacia el olor a crisantemos, gladiolos y lirios que emanaba desde una habitación al fondo de la casa. Durante un instante estuvo desconcertado sin saber hacia dónde ir, pero se decidió y llegó hasta la habitación donde estaba el féretro. El cadáver no estaba y en su lugar un cartel indicaba: «ni vivo ni muerto». Sintió un repentino escalofrío y se marchó. Caminó molestó durante un rato porque consideró inútil su acción y, sobre todo, se sintió frustrado por no haber podido dar el pésame a nadie.