La libreta digital
Mendigo
Aquel hombre sentado en el suelo de una calle céntrica, mugriento y pedigüeño, no quería dinero. Escrito a mano, con trazos de ansiedad, sobre un trozo de cartón se podía leer: dame tiempo.
1 comentario:
Zeth Arellano
dijo...
Me encogió el corazón...muy lindo!
8:26 p. m.
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Me encogió el corazón...muy lindo!
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