Me encuentro a un conocido en la cola del supermercado. Nos saludamos. Le preguntó cómo le va y qué hace. Me responde: «ya ves, aquí de traidor». ¿Cómo dices?, le digo sorprendido. «Sí, de traidor. Tráeme esto, tráeme aquello, tráeme lo otro», me dice. Y no tengo más remedio que despedirme con una sonrisa.
1 comentario:
El traidor y el autobusero nos permiten comer a los que no tenemos coche...
Publicar un comentario